En términos de alimentación, los líquidos se obtienen de los alimentos y las bebidas. Descubre por qué es realmente importante obtener una cantidad suficiente de líquidos para tu salud y la de tu bebé.
¿Por qué los líquidos son importantes?
En el contexto de la alimentación, los líquidos se obtienen de los alimentos y las bebidas que se consumen. Estos transportan nutrientes a través de la sangre y, si estás embarazada, se los transmiten a tu bebé. Ayudan a mantener la temperatura corporal a través de la sudoración y evitan la deshidratación.
Aproximadamente dos tercios del cuerpo están compuestos por agua. Las células necesitan agua para funcionar y la sangre la necesita para transportar los nutrientes por todo el cuerpo y deshacerse de los desechos. Una buena hidratación ayuda a mantener los niveles de concentración y puede ayudarte a evitar comer de más.
Es fundamental no deshidratarse durante el embarazo, ya que los líquidos no solo ayudan a que el bebé reciba los nutrientes que necesita para un desarrollo sano, sino que también colaboran con el cuerpo durante este período de cambios rápidos. Los líquidos ayudarán al cuerpo a funcionar con mayor eficacia: minimizan los síntomas del embarazo, como los tobillos hinchados, es estreñimiento y la cistitis. Una cantidad insuficiente de líquidos puede hacer que te sientas mareada. Durante la lactancia materna, es importante mantenerte hidratada a fin de favorecer la producción de leche y la salud en general.
Una vez que el bebé cumpla 1 año, deberás asegurarte de que obtenga una cantidad suficiente de líquidos en su dieta. El niño no podrá decirte si tiene sed, y deberás ofrecerle alguna bebida varias veces en el transcurso del día. Si enferma o si el clima es demasiado caluroso, se puede deshidratar con bastante rapidez. No dejes de hablar con tu profesional de la salud si tu hijo no puede mantener un nivel adecuado de líquidos. A la inversa, si bebe demasiado es posible que se sienta satisfecho y no consuma una cantidad suficiente de alimentos sólidos nutritivos. La forma más conveniente de saber si alguien está hidratado adecuadamente o no es controlar el color de la orina; debe ser clara.
¿Cuánto necesitamos?
Descubre cuál es el nivel saludable de líquidos para cada etapa del embarazo y del desarrollo temprano del niño.
Durante el embarazo
Procura beber aproximadamente 2 litros al día, lo que equivale a 8 vasos, igual que si no estuvieras embarazada. Sin embargo, es especialmente importante beber varias veces en el transcurso del día. Intenta beber algo aproximadamente cada hora durante el día. Al final de este artículo encontrarás sugerencias para aumentar el consumo de líquidos. Puedes controlar tu nivel de consumo de líquidos con nuestra Herramienta de Nutrición.
Durante la lactancia materna
El nivel recomendado sigue siendo 2 litros o aproximadamente 8 vasos por día. No obstante, como la leche materna se basa aproximadamente en un 88% de agua, la producción de leche materna probablemente te provoque una mayor necesidad de hidratación. Asegúrate de beber varias veces en el transcurso del día. Al final de este artículo encontrarás sugerencias para aumentar el nivel de líquidos Puedes controlar tu ingesta con nuestra Herramienta de Nutrición.
De la alimentación complementaria a la primera infancia
Desde el primer año y hasta los tres años de edad, el niño necesitará aproximadamente 1,3 litros de líquidos al día. Esta cantidad incluye la leche que consuma y los alimentos líquidos, como las sopas y las salsas.
A continuación encontrarás sugerencias de opciones adecuadas de líquidos para tu hijo en la primera infancia. Puedes controlar la ingesta diaria de tu hijo en la primera infancia con nuestra Herramienta de Nutrición.
¿Cuáles son buenas fuentes de líquidos?
La mejor opción para ti y tu hijo es el agua.
Es posible que desees añadirle al agua una rodaja de lima o limón para que sea más apetecible. Sin embargo, si no te gusta el agua o te resulta insulsa, la leche, el zumo, el té u otras infusiones contienen mucha agua, y aportan a la ingesta diaria de líquidos. Se recomienda evitar la cafeína durante el embarazo y mantener el consumo en un nivel mínimo durante la lactancia materna. El alcohol no es una buena fuente de líquido y debe evitarse durante el embarazo.
Procura beber 2 o 3 vasos de leche desnatada al día para mantener elevada la ingesta de calcio. Otra buena opción es la leche de almendras o de soja sin endulzar y enriquecidas con calcio, especialmente si padeces intolerancia a la lactosa. Ten en cuenta que el zumo y las bebidas azucaradas también proporcionan muchas calorías adicionales. Por lo tanto, no consumas demasiadas bebidas de este tipo.
Ofrece agua a tu hijo varias veces al día en vaso anti-derrame. Las bebidas azucaradas deben evitarse ya que agregan calorías “vacías” o sin nutrientes y no son buenas para los dientes en crecimiento de tu hijo. Las bebidas con cafeína o gaseosas tampoco son aconsejables. Tu hijo en la primera infancia necesita tener un buen suministro diario de leche rica en grasas, como mínimo entre 500 y 700ml, para asegurarse la obtención de una cantidad suficiente de calcio que favorezca el crecimiento óseo.
Los líquidos ayudan a transportar los nutrientes por el torrente sanguíneo y los transmiten a tu bebé durante el embarazo. Una buena hidratación ayudará a promover el desarrollo del niño y reforzará su salud actual y futura. Nuestra Herramienta de Nutrición puede ayudarte a controlar tu ingesta de líquidos y la de tu hijo en la primera infancia.
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